miércoles, 18 de febrero de 2015

Ataque TV



A propósito de ciertas voces que invocan al Estado para “limpiar” pantalla chica.

Mucha gente vuelve a hablar sobre la televisión peruana y lo hace provista de una alta dosis de frustración. Se explaya de la pobreza y estridencia de los programas concurso para adolescentes: Esto es guerra y Combate. Las posiciones mayoritarias señalan a estas producciones televisivas de basura absoluta. No existen términos medios aquí, la sentencia es clara y se invoca una intervención rápida del Estado para desaparecer de las pantallas este tipo de apuestas para siempre, o al menos por un buen tiempo. Los productores no se han callado y han salido al frente con argumentos también directos. Uno de ellos se expresa a través de una visión de libre mercado: no te gusta el programa, cambia de canal. Lo bueno de esta argumentación es que no hay margen para malinterpretaciones.
Con este sustento el televidente está advertido sobre la eventualidad de no compartir el sentido de entretenimiento que transmite este tipo de programas. El control remoto dispone de soluciones inmediatas para poder neutralizar el exabrupto de estas producciones made in Perú. Y claro, con esta salida nadie tiene que joder. Los fans verán con tranquilidad y disfrute su programa favorito. De esta manera, todos hacemos patria. La teleaudiencia fiel sigue dando rating y los detractores podrán aquietar sus atribuladas almas viendo HBO, series como House of Lies, Girls y en abril la nueva y esperada temporada de Game of Thrones. Así nadie se puede quejar.
Sin embargo, en esta columna no estamos a favor de ninguna intervención a la prepo para intentar adecentar la TV local. Seguimos creyendo que la gente debe  aprender a elegir. Ahora, en ese proceso de aprendizaje,  se incluye también a los productores, profesionales que deberían ofrecer productos más creativos y rentables. Producciones que apelen al entretenimiento, pero no a la vulgaridad y al striptease personal. Hay fronteras que por decencia es mejor no traspasar.
Pero que los programas de entretenimiento son necesarios, no hay duda. La gente necesita del esparcimiento y olvidar por un tiempo las presiones naturales de la vida laboral o familiar. Desparramarse en su cama y morir de risa o de asombro con alguna trivialidad televisiva, es un derecho que debe ser defendido a muerte. Pero claro, el problema de nuestra televisión es que muy pocos programas de entretenimiento disponen de creatividad y talento. Más que todo son productos enlatados hechos con la intención de provocar escándalo. Quién le saca la vuelta a quién, o qué modelo quiere destripar a otra. De ahí no se sale, y por eso la tristeza.
Es una realidad cruda, pero no se llore por eso. Revienta cuando uno zapea por la televisión por cable y es testigo que el entretenimiento de calidad existe, pero en otros países. Lugares donde también tienen la estridencia los realitys, pero la bendición es que hay más que eso. Esa es la diferencia. Pero no se llore, paciencia. Todo esto es una moda que pasará. Y en el Perú hay ejemplos memorables de como mucha basura dejó de tener aceptación. La idea es asimilar la posibilidad de otras ideas, propuestas que dispongan de proyecciones rentables y de enfoques de entretenimiento de alta calidad. Y sí, mientras esto llega a ver la luz, muchos cambiaremos de canal con todo placer. Tenemos derecho a elegir.
Por Manuel Eráusquin
18 – Feb – 2015

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