jueves, 10 de septiembre de 2015

Columna. Región Lima: ¡Falta liderazgo político!


Columna. Región Lima: ¡Falta liderazgo político!


De la discusión nace la luz repetían los griegos. Los asesores oficialistas del gobierno regional están preocupados. Eso es bueno. El debate y la crítica mueven al mundo, no lo olviden.

Sin embargo por más cerrada defensa a la gestión de Nelson Chui, los asesores no pueden negar una verdad más grande que la cordillera: falta liderazgo en la conducción de nuestra gran región. El camino del crecimiento al desarrollo no tiene (por ahora) un general.

Otra verdad es innegable. Los asesores o defensores pueden señalar objetivos, sumar números, poner cuentas, escribir extensas columnas, pero la gente -la inmensa mayoría de la población-  no cree absolutamente nada. ¿Atrévanse a negarlo?

Sin embargo la política puede hacer grandes cosas, enmendar errores, hilvanar el pasado con el futuro, corregir lo malo.  Eso solo se hace si la política es grande, si hay decisión. Por eso nos atrevemos a decir que si miramos con letargo la historia del mundo observaremos que han sido los políticos y no los economistas los que nos han sacado de las crisis y de los momentos difíciles. Este puede ser uno de ellos.

A pesar de los ingentes recursos fiscales de los últimos años -producto del súper ciclo de los commodities y de la apertura comercial del país- las necesidades y las brechas históricas son tantas que el presupuesto nacional no alcanza a cubrirlo. Por ejemplo la brecha de infraestructura (agua potable, carreteras, puentes, aeropuertos, etc)  supera los 80 mil millones de dólares. Tal cantidad de presupuesto no existe en las arcas fiscales. Recursos, dinero, presupuesto siempre han faltado en el Perú. Eso no es un gran descubrimiento. La independencia se logró con financiamiento inglés, por si no lo recuerdan.

Entonces los asesores de Nelson se equivocan señalando que el principal problema es la falta de recursos para financiar el desarrollo.  No señores, el principal problema es el liderazgo político. Los asesores parten de la vieja creencia que solo el estado, el gobierno regional, puede crear desarrollo. Si observamos los países que han alcanzado el desarrollo sabremos que la prosperidad de sus sociedades descansa sobre los hombros de sus empresas, sus emprendimientos, sus iniciativas, su capital social, sus redes, la inventiva de sus mujeres y hombres para crear riqueza.

Es cierto que el presupuesto nacional del próximo año será el más bajo de la última década, solo 136 mil millones de soles. Si el gobierno humalista, mediocre hasta el final de sus días, hubiese hecho las cosas correctas el presupuesto sería 150 mil millones. Es cierto también que el gobierno regional tendrá menores recursos para el 2016 con lo cual algunos proyectos no serán viables, creando insatisfacción social. No obstante son los momentos difíciles donde se ven las verdaderas costuras de los políticos.

Nelson debería convocar al enorme capital social, productivo, empresarial que tiene la región. Construir una hoja de ruta, una agenda para el crecimiento y el desarrollo de la mano con el sector civil y privado. Convocar además al sector educativo, las universidades y los centros tecnológicos para incentivar la innovación y fortalecer los sectores productivos.

Se pueden utilizar  herramientas de gestión como por ejemplo las alianzas público privada para crear infraestructura o llamar a los profesionales huachanos, cañetanos, huaralinos, barranquinos que están dispersos por el mundo, el gran capital educativo que estoy seguro está dispuesto a servir a nuestra gran región y fijar objetivos de una agenda de competitividad regional.

Si el problema es de recursos, como señalan los asesores, entonces jamás tendrá solución. El problema de fondo es otro. Es liderazgo para transformar la realidad. Eso lo hace política, pero, como repetimos, la política grande. Ahora, en tiempos de crisis, es cuando el gobernador, sus funcionarios y sus asesores deben asumir la conducción con optimismo, mirando el futuro.

La historia dice que Alejandro el Magno se colocaba un casco con un penacho rojo intenso para que las fuerzas enemigas lo reconozcan y se atrevan a matarlo. Lideraba sin miedo montado en Bucéfalo, su caballo. Marie Arana, historiadora peruana, señala que Bolívar -que además se inspiró en Alejandro- liquidó sus 40 millones de dólares en la guerra por la independencia. ¿Qué político -en la región- se atrevería a gastar sus millones por la gloria, a ponerse un penacho rojo? Ninguno. Claro, solo los grandes, y la diferencia entre ellos y los de hoy es inmensa, profunda. Solo decir como epílogo que frente al fracaso todavía hay esperanza.    

Javier Iván Arenas

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