miércoles, 21 de enero de 2015

Cumbres borrascosas


Sobre el espionaje política y la falta de liderazgo del presidente Humala

El presidente Ollanta Humala debe tener algunas virtudes, como todo ser humano. Aunque, su condición de jefe de Estado exige -teóricamente- que disponga de recursos intelectuales para que pueda discernir de manera lúcida en las noches más oscuras. Ocasiones que todo hombre de poder experimenta, noches de soledad donde no hay voces de asesores, solo existe la voz de su conciencia. Es en esa circunstancia donde debe aflorar el liderazgo de un presidente para afrontar desafíos que marcarán el destino de muchos.
Lo lamentable es que esto es pura ficción en Ollanta Humala: no posee recursos intelectuales y tampoco la fuerza o seguridad necesarias para ser un líder. Grave pero real, así son las cosas en nuestro país. Sin embargo, las sospechas que empiezan a surgir sobre su conocimiento de reglajes o seguimientos a miembros de la oposición y de su partido, como a la vicepresidenta Marisol Espinoza, es otro tema. Aquí emergen las pesadillas del pasado, las viejas mañas de un poder que instrumentalizaba a sus servicios de inteligencia para espiar a quienes les temía.
Nadie quiere volver a esos tiempos de podredumbre, tuvimos suficiente de aquella época de chuponeos, espionaje y vladivideos. Lo peor que le puede pasar a este régimen es que incorporen las técnicas montesinistas. Muchos problemas están afrontando, muchos problemas se los han buscado. Eso que quede claro, porque brillantes no son. Pero al menos deberían ser sensatos. Un poco de cautela le vendría bien a esta administración que ruega por un poco calma.
Pero las tempestades le son inevitables y emergen varios monstruos desde el fondo del mar. Por ejemplo, que la Dirección Nacional de Inteligencia  haya estado siguiendo a la vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza, evidencia que las cosas no andan nada bien. Dónde está el respeto a la institucionalidad, a las formas democráticas. Por qué instrumentalizar a los servicios de inteligencia para espiar a personajes políticos, del gobierno y de la oposición. Humala ha salido en conferencia de prensa a decir que no está detrás de estos seguimientos.  Que su gobierno respeta los valores democráticos. El tema es ¿Se le cree?
Uno se ha acostumbrado con el correr de los tiempos a ser escéptico con los gobernantes. En el Perú y otras partes del mundo, la política persigue blindar a los que la conforman y se encuentran en el poder. Eso es aquí y en todos lados. Pero también se replican los casos donde los presidentes juran por Dios y por la patria. Dicen que no sabían nada de nada cuando se trata de temas que los pueden involucrar seriamente. Entonces, Humala no tiene mucho a su favor en este nuevo enredo. Se ha llegado al punto en que nadie le cree nada. Solo dispone de la presencia de la primera dama, su fortaleza emocional. Vamos a ver cuánto le dura, porque los problemas que se avecinan van a exigir de él todo lo que no posee: audacia, lucidez y liderazgo.  Y cada día que transcurre alguna novedad asalta la escena política del entorno presidencial. Muchos se hacen preguntas ¿Quién daba las órdenes para el reglaje? Porque alguien las autorizó. Por ahora solo hay muchos susurros en las sombras.
Por Manuel Eráusquin
(21 – Ene – 2015)

No hay comentarios:

Publicar un comentario