¿QUÉ REGIÓN QUEREMOS?
Han sido unas semanas torpes. La propuesta del gobierno regional de querer cambiar de nombre a nuestra región fue escuchada por algunos pero obviada por la inmensa mayoría que no necesita del Facebook para rechazar algo que no le interesa. Como en aquella película de Visconti, El Gatopardo, cuando uno de sus protagonistas sentencia tristemente que se necesita “cambiar todo para que nada cambie”. Entonces ¿a quién le importa que la región cambie de nombre si todo sigue igual? Estimado lector ¿usted siente que algo cambió cuando los presidentes regionales dejaron de serlo para llamarse ahora gobernadores?
Y han sido semanas realmente perdidas, tiradas al aire. Entonces alguien se atrevió a decir que era “una cortina de humo”. ¿Perdón? ¿Cortina de qué? No pues. Estamos equivocados. Luego pregunté: ¿cómo es que puede haber cortina de humo si no hay una estrategia definida? ¿O ustedes han sido testigos de una estrategia mediática o política exitosa para quedarnos con el nombrecito tal? No. No hay nada. ¿O lo del facebook es una estrategia mediática? No pues. No se oye padre. Si no hay estrategia es porque no hay estratega así de simple. Y si fue cortina de humo ¿qué querían tapar?
Pero dejemos a los estrategas allí. Vayamos a lo sensato. Hace mucho rato que Nelson no conversa con la gente. Y si conversa lo hace mal, al otro lado no lo atienden, y si lo atienden es para decirle que ya no es un hijo, sino dos los que hacen en la región. Algo que no creo. Lo atienden para decirle que de obras poco y de palabras menos. ¿Y la oposición? ¿Alguien dijo Javier Alvarado? Entonces lo vemos allí, hecho un mozuelo, un gigante en tierra de pequeños, corriendo autos como si la vida sería solo de primaveras y no de otoños. Lo curioso es que se toman fotos, Nelson y Javier. ¿Juntos qué hacen? Se ríen y se siguen tomando fotos mirándose pícaramente. ¿Así esperan que la gente les crea? Son la “casta”, dura y pura. Aquí no hay cambios, solo recambios, aquí no hay ciudadanos solo votantes, aquí no hay partidos solo movimientos, aquí no hay sueños sino pesadillas, aquí no hay políticos solo caudillos, aquí no hay principios solo intereses, aquí no hay política sino ocurrencias, aquí no hay región y menos independencia.
Decía Octavio Paz “que las respuestas fuesen equivocadas no significa que las preguntas no fueran las correctas”. Algo así sucede en nuestra región. Nelson se equivocó de pregunta y de preguntar. Pero vamos a repetirlo de nuevo y esta vez en coro. La pregunta es ¿QUÉ REGIÓN QUEREMOS? Y estoy seguro que no es esa la región que dejó el mozuelo toril que tiene el atrevimiento de querer ponerse la banda de presidente nacional. La ignorancia es recontra atrevida ¿no? No es la región de laptops, ambulancias, bolsas de cemento y muchos etcéteras -incluido un helicóptero- que tanto fuelle le da al ex gobernador venido de Lunahuaná. ¿"Región exitosa"? (inserte risas, muchas risas)
Tampoco es la región del primer exitoso gobierno de Nelson. ¿O acaso no recuerdan cuando el mismo mozuelo toril le sacó una cortina y la hizo pasar como sábana de hospital? Y así se toman fotos. Pícaros ¿no? ¿Usted qué piensa?
Pero vayamos a lo serio. ¿Por qué le cuesta tanto a Nelson hacer política de la buena? ¿Qué le falta? ¿Funcionarios? Los tiene. ¿Asesores? Le sobran. ¿Operadores? Varios. ¿Expertos? De talla mundial, internacional. ¿Gerentes? Creo que hay. ¿Directores? También. ¿Por qué le cuesta tanto delinear un camino, aspirar a más, darle un sentido, una visión, una ilusión a la gente? ¡Si ya son dos gobiernos!
¿Por qué le cuesta tanto preguntarte a la gente QUÉ REGIÓN QUEREMOS? Pero preguntarle en serio. Sin risitas. Sin ofensas. Haciendo política dura y madura. No como el mozuelo toril que corretea por la vida gozando su buena estrella. No. De verdad. Con franqueza. Sin misterios.
Pero hay algo noble y bueno. El debate volvió. Pero por la puerta trasera. Hagamos debate sí. Con ideas, no con ocurrencias. ¿Cómo los recordará la historia? ¿Qué hablarán de ellos en los siglos por los siglos? ¿Se habrán hecho esas preguntas, Nelson, el toril Alvarado, o Mufarech? ¿Ustedes qué creen?
Y mientras los esperamos a que se animen seguiremos diciendo que ante el fracaso siempre hay que anteponer la esperanza.
Javier Iván Arenas

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